Durante los últimos años hemos sido testigos en las grandes ciudades de un hecho novedoso. El número de vehículos eléctricos circulando por las calles ha crecido exponencialmente, sobre todo en la modalidad de renting por minutos o pago por uso.
Las compañías de carsharing y motosharing son las grandes responsables de esta proliferación de vehículos alternativos a los combustibles fósiles que cada vez crecen más. No obstante, el número de coches y motos eléctricas que no son vehículos compartidos también están siendo testigos de un gran aumento. Este incremento se aprecia tanto a través de renting de empresas o particulares como a través de compra tradicional.
El asociar este tipo de vehículos a compañías emergentes (start-ups) o la publicidad que consumimos en radio, televisión o internet, influye en que muchos pensemos que los coches eléctricos es la última tecnología en automoción. Nada más lejos de la realidad: el primer vehículo eléctrico funcional data del año 1839 y es obra del químico escocés Robert Anderson.
Pese a que este carruaje alimentado por celdas eléctricas no recargables tenía una autonomía muy limitada, conviene recordar que se adelantó 20 años al primer vehículo impulsado con un motor de combustión interna. La siguiente pregunta es obligada…
… ¿Por qué, si el vehículo eléctrico es más antiguo y contamina menos, se ha favorecido más el uso y desarrollo de los motores de combustión?
La respuesta desde luego no es sencilla y, aunque nosotros no tenemos la verdad absoluta, no gustaría plantear una serie de teorías al respecto:
- El almacenamiento:
Es el principal hándicap, tanto en el pasado como en la actualidad, y una de las principales vías de investigación en el plano de las energías renovables.
- La producción y la contaminación:
Aunque cada vez más encontramos fuentes de energías renovables que derivan en electricidad, antes se concentraba toda la producción en grandes centrales térmicas y recursos fósiles. Por tanto, los niveles de contaminación eran elevadísimos.
- El petróleo:
También conocido como ‘el oro negro’, ha generado unos enormes intereses económicos en la industria petrolera.
Y, ahora, ¿por qué sí es el momento de comprar o hacer renting de vehículos eléctricos?
No estamos seguros de que sea la solución definitiva en el medio plazo, pero la demanda es indudablemente creciente. Cada vez utilizamos más energías alternativas (menos contaminantes) y, aunque el almacenamiento continúa siendo la asignatura pendiente, los costes de producción gracias a las energías renovables han disminuido notablemente.
De la mano de la demanda, el abaratamiento de costes y una conciencia más respetuosa con el medio ambiente, surgen unos intereses económicos… Y ahora sí apuestan firmemente por este tipo de motorización para nuestros vehículos.
Nosotros, mientras tanto, disfrutemos de los vehículos eléctricos como una gran alternativa a tener en cuenta para nuestro próximo vehículo de renting o en propiedad.